Cuando nos habla el envase

La tecnología se está desarrollando en el mundo del envase alimentario por un lado aumentando la vida útil de los productos y por otro hablando directamente con el consumidor y transmitiendo el estado de lo envasado. Sobre estas dos ideas se desarrollan los envases activos y los inteligentes.


1 Los activos son los que ayudan a prolongar la vida útil del producto, el envase funciona como una esponja que unas veces absorbe los compuestos que dañan al producto o en otras ocasiones emiten compuestos que prolongan la vida útil del producto. El envase lleva asociado en su interior etiquetas, capsulas o es el propio plástico el que absorbe o desprende, los más habituales son los absorbentes de oxígeno o de etileno, controladores de la humedad o emisores de CO2.
Pero también podemos encontrar envases que autorregulan su temperatura enfriándose o calentándose.
2 Los inteligentes son los envases que realizan una comunicación directa con el consumidor, indicándonos habitualmente cuál es el estado óptimo de consumo, los indicadores tiempo-temperatura que con una simple pegatina que cambia de color nos indica el estado de frescura del alimento son los más habituales.

Pero también podemos encontrar indicador de humedad: Contienen materiales con componentes que cambian de color dependiendo de la humedad, como el cloruro de cobalto o de cobre.

Indicadores de fugas: Permiten avisar al consumidor de la presencia de perforaciones o soldaduras no herméticas en el envase, basado en la sensibilidad de la tinta o de diferentes pigmentos a la concentración del aire. Los más utilizados son los indicadores de oxígenos y los indicadores de C02.


Un ejemplo de envase inteligente lo ha desarrollado la agencia rusa Kian diseñando una huevera que además de transportar de manera segura al huevo además lo cueza. La huevera en cuestión se llama “Gogol Mogol” y tiene una serie de capas químicas especiales que producen calor cuando se activan; en dos minutos el usuario puede disfrutar de un huevo cocido. Hay una lengüeta y al tirar de ella, el material inteligente se activa, listo para comer.

Uno de los desarrollos más interesantes viene la tecnología RFID (siglas de Radio Frequency Identification) y ya que puede funcionar como una base de datos, portando información importante como el historial del producto, localización o destino, información nutricional, modo de empleo o posibilidades de utilización.
Otra innovación que alargará la vida de la fruta y verdura que compramos y evitará grandes pérdidas serán los “nanorecubrimientos” y la creación de envases a través de  nanocomponentes de silicato que aceleran su proceso de degradación (eliminando los plásticos del ambiente), pero esto formará parte de otra futura entrada.
Este es un envase desarrollado por Plantic, una empresa australiana, que fabrica sus envases a partir de almidón de maíz orgánico, no modificado genéticamente. En este vídeo se ve como el envase desaparece en unos pocos días sin dejar huella residual.